Ruta por Alboraya, Valencia

Alboraya es uno de los pueblos más conocidos de la Comunidad Valenciana. Se encuentra en la parte norte de Valencia, y a pesar de estar tan próxima a la ciudad, sigue conservando una identidad propia. Alboraya presume de la mejor horchata y esto se hace visible por las innumerables horchaterías que encontramos en sus calles. ¡Nosotros no queríamos que nos lo contaran y nos fuimos a probarla! Con esta idea, fuimos de visita a Alboraya hace un par de meses. Para los desplazamientos utilizamos el servicio puerta a puerta de la EMT. También se pueden usar la línea regular de la EMT  nº 70 . Otra posibilidad es utilizar las líneas 3 y 9 de metro y bajar en las paradas de Alboraya-Palmaret o Alboraya-Peris Aragó,  dependiendo de cuál sea nuestro destino exacto. Comenzamos la ruta sabiendo que Alboraya arrastra una gran historia; como dato apuntamos que se han hallado restos romanos de la época imperial y que el núcleo urbano tiene su origen en una alquería andalusí. Empezamos a caminar por la Avenida de la Horchata y llegamos hasta la Plaza de la Constitución; en el trayecto encontramos alguna calle estrecha y varias obras, pero esto es algo que se da sólo en el casco antiguo ya que fuera de ahí no tenemos ningún problema de desplazamiento. También visitamos el Ayuntamiento, y la Sociedad Musical, con cuidadas fachadas. Nos encontramos un pueblo amable, acogedor, que invita a volver; las personas con las que nos encontramos resultan agradables.

parroquia
Plaza de la Constitución

Decidimos descansar tras visitar la Plaza del Carmen, donde encontramos varias terracitas que, a pesar del frío, nos invitan a sentarnos a tomar algo. Para finalizar la ruta, decidimos visitar la Casa de la Cultura, donde días más tarde tuvimos la oportunidad de mostrar “Parte de mí”, una exposición de fotografías de no dejó indiferente a nadie. La Casa de la Cultura es un edificio relativamente nuevo y está completamente adaptado; cuenta con una gran rampa en su entrada principal y el interior es amplio y espacioso. De vuelta al autobús, caminamos por el Paseo de Aragón, el cual acogía hasta hace unos años las fiestas patronales. Resulta un paseo agradable, amplio y bien cuidado. En definitiva y a pesar de que el tiempo no nos acompañó, pasamos una buena tarde conociendo un lugar al que seguro que volvemos y ¡al que os invitamos a visitar!

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